MANUEL MIGUEL
El poeta nos recuerda lo espiritual de la línea, que se plasma en el espacio y refleja la realidad de la vida. Así es la expresión plástica del maestro oaxaqueño Manuel Miguel, amigo, creador y cómplice de las líneas. Amigas creativas, dispuestas al juego constante en el lienzo, el color, el papel y la escultura. Movimiento ininterrumpido que crea formas, animales y seres que se desprenden también del laberinto de su mente.
Con un trazo suelto y juguetón, crea un mundo de estructuras donde las líneas continuas flotan y recrean constelaciones y universos plásticos. Surgen así los jaguares, los paisajes, los colibríes y los personajes entremezclados con sus raíces oaxaqueñas. Flora y fauna de su tierra natal Teococuilco de Marcos Pérez.
A ti, bella expresión de lo distinto complejidad, araña, laberinto donde se mueve presa la figura. (Rafael Alberti).
Sus creaciones entonces tienen elementos místicos y familiares. Tejidos internos, instantes detenidos por la pintura y el lienzo…espíritu y materia. Fragilidad y fuerza en sus temas. Dualidades que evocan, la sencilla belleza de las cosas cotidianas. Microuniversos que conviven en el presente, en un lienzo o en un bronce.
Manuel Miguel, es un colorido colibrí vibrante, lleno de energía, de pasión, de lucha, de entrega. Incansable, revolotea entre los colores y nos deja pinturas, dibujos, serigrafías, esculturas en madera y bronce. Cerámicas en barro y muchas impensables mixtas, que emanan, de sus impresionantes viajes internos.